La aplicación y desarrollo de la teoría del ilímite en contextos educativos formales y no formales
- Pérez Santalla, Iago
- Beatriz Fernández Herrero Zuzendaria
Defentsa unibertsitatea: Universidade de Santiago de Compostela
Fecha de defensa: 2015(e)ko iraila-(a)k 28
- Juan José Bueno Aguilar Presidentea
- Pilar Fernández Fernández Idazkaria
- Manuel Vilariño Vázquez Kidea
- Héctor Pose Kidea
- Joaquín Dosil Díaz Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
La aplicación de la Teoría del Ilímite en contextos educativos formales y no formales. La Teoría del Ilímite es un impulso para valorar a cada persona por sus mejores capacidades y no por sus límites. Esto traducido al sistema educativo significa recorrer con cada alumno el camino de su propio autodescubrimiento e iniciar con él la búsqueda de su propia autorrealización. El sistema educativo tiene que ser la primera piedra de un autodesarrollo constante que nos lleve a crecer en el seno de la sociedad que nos es propia tomando decisiones y enfrentando adversidades a través de apoyos y apoyando, al mismo tiempo, proyectos ajenos. El desarrollo del ilímite exige a un tiempo resiliencia, voluntad independiente para construir ese legado propio e interdependencia, conscientes de que vivimos en un mundo complejo que nos exige cooperar con nuestra realidad. En este sentido, el ilímite se convierte en un proceso de inclusión social que se teje en la dinámica de la interdependencia para construir una comunidad a la medida de cada persona. Creer en el ilímite es sentir imprescindible a cada miembro de nuestra sociedad y buscarle, en ella, un hueco de desarrollo que repercuta positÍvamente en la misma. Introducir el ilímite en el sistema educativo supone el reto de establecer aprendizajes cooperativos que busquen éxitos compartidos y colectivos en los que se interioricen sinergias que lleven al desarrollo de la creatividad. Todo esto supone, también, educar en valores buscando formas de crecer juntos y de forjar victorias compartidas. La Teoría del Ilímite es una metodología para conocer y deconstruir la propia realidad, creando una realidad a la medida de cada persona pero, siempre, compartida, negociada y, por supuesto, anclada en los valores de la solidaridad, la aceptación mutua y el desarrollo interdependiente que tiene como meta una sociedad inclusiva que se reconozca a sí misma.