Violencia escolarvariables predictivas en adolescentes gallegos
- Álvarez Roales, Enrique
- Antonio López Castedo Zuzendarikidea
- José Domínguez Alonso Zuzendarikidea
Defentsa unibertsitatea: Universidade de Vigo
Fecha de defensa: 2015(e)ko maiatza-(a)k 08
- José Carlos Núñez Pérez Presidentea
- Margarita R. Pino Juste Idazkaria
- Alfredo Campos García Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
En los últimos tiempos, las sociedades se han vuelto cada vez más complejas de tal forma que exigen nuevos patrones de convivencia, basados en una ética de mutuo reconocimiento y un mínimo de competencias cívicas que permitan convivir en paz. El punto de partida es el reconocimiento de la violencia como una circunstancia propia de nuestra condición humana, es decir, somos conflictivos desde el inicio de la historia como seres vivos. Pues bien, la educación, universo humano y social desde el que deben afrontarse los grandes retos de la humanidad debe avanzar hacia la auténtica convivencia. La educación es uno de los conceptos más dilatados y con mayor posibilidad de predisponer y gestar una convivencia armónica entre individuos. Las instituciones escolares deben tener siempre presente la necesidad de superar actitudes y comportamientos contrarios a la convivencia pacífica y ejercitarse en la práctica de la misma. Educar para la no violencia en los centros de enseñanza, plantea la necesidad de comprenderla y entrever los procedimientos psicosocioeducativos para afrontarla, lo cual supone aprender a pensar y actuar desde propuestas conflictivas no violentas. En este sentido, gran parte de los estudios e investigaciones ocupadas en la temática han establecido una firme dependencia entre la violencia en los centros educativos y las acentuadas mutaciones económicas y sociales experimentadas por las sociedades actuales. Además, las situaciones de violencia experimentadas en las escuelas, pueden responder al desfase que se produce entre las viejas formas de establecimiento del orden y las nuevas formas que no parecen lograr una eficacia imprescindible para regular una convivencia pacífica. Desde esta perspectiva, los centros educativos han ido introduciendo cambios importantes en el tratamiento de la convivencia y en la resolución de conflictos, con la implicación de las administraciones educativas y la dotación de legislación, protocolos de actuación, espacios, y normativa adaptada a cada centro. No obstante, continúa siendo una asignatura pendiente que debe mejorar, retomando aspectos como la formación personalizada de los docentes, la dotación de recursos económicos, la reducción horaria de los encargados de la convivencia y, sobre todo, el trabajo con las familias. Así pues, en los espacios educativos han existido siempre problemas de convivencia, con mayor o menor intensidad y atención, que han tratado de resolverse con medidas caracterizadas por la improvisación, la homogeneidad y la rigidez. Nuestros antepasados creían que las situaciones de violencia entre los jóvenes eran normales, y formaban parte de su desarrollo humano. Los episodios de violencia en los centros educativos han aumentado significativamente, convirtiéndose en algo común en muchas comunidades y escuelas que no se la considera una excepción, sino la norma. En consecuencia, es necesario articular estrategias innovadoras mediante las cuales los individuos aprendan, articulen y consoliden los aprendizajes de convivencia. La gran mayoría de países han ido de forma progresiva, dedicando medios y recursos para estudiar cómo se encuentra la convivencia en sus centros escolares. Estas investigaciones sobre violencia escolar, se han abordado desde diferentes disciplinas (psicología, educación, sociología y criminología), coincidiendo todas ellas en la gravedad del problema, su extensión y la peligrosidad de las consecuencias si no se detecta y se trata a tiempo. En España la imagen de los centros educativos como lugares violentos ha tenido, si no su origen, al menos una marcada aceleración desde el “caso Jokin”, episodio en el cual un alumno de una escuela vasca se suicida tras sufrir humillaciones y vejaciones por parte de sus compañeros. A partir de este momento, se suceden de manera constante noticas que hacen referencia a los centros educativos como espacios peligrosos y violentos. Así pues, aún cuando este estudio probablemente no erradique toda forma de violencia, se presenta como un conjunto de análisis sistemáticos estructurados que pueden ayudar a orientar las acciones en el campo de la enseñanza, facilitando el desarrollo del raciocinio teórico y práctico de quienes trabajan en entornos educativos. En primer lugar, trata de proporcionar referencias cercanas a los profesionales de la educación (quienes constituyen el pilar básico de los sistemas educativos)";" y en segundo lugar, dotar de un soporte teórico y metodológico más consistente a este ámbito de investigación. La revisión planteada sobre los diferentes dominios conceptuales de la relación entre conflictividad y educación, saca a la luz la multidimensionalidad de factores y variables que configuran la violencia escolar. Mejorar la convivencia en los centros educativos empieza a resultar apremiante, si se considera que los contextos escolares son cada vez más diversos, y que aun siendo baja la probabilidad de violencia en los centros educativos, las expectativas de confrontaciones tienden a ser más elevadas. Por consiguiente, el trabajo realizado proporciona algunas coordenadas relevantes para comprender cómo se puede progresar en la dirección de espacios educativos sin violencia. Dispone de dos bloques diferenciados: el primero recoge toda una revisión teórica de la temática violencia escolar y la segunda incluye un estudio empírico con una población de alumnos de secundaria obligatoria de la Comunidad Autónoma de Galicia.