Importancia de la formación recibida en la educación formal para el desarrollo de competencias transversales

  1. Raposo Rivas, Manuela
Libro:
IX Congreso internacional galego-portugués de psicopedagoxía
  1. Barca Lozano, Alfonso (coord.)
  2. Peralbo, Manuel (coord.)
  3. Porto Rioboo, Ana María (coord.)
  4. da Silva, Bento Duarte (coord.)
  5. Almeida, L. (coord.)

Editorial: Universidade da Coruña

Ano de publicación: 2007

Congreso: Congreso Internacional Gallego-Portugués de Psicopedagogía (9. 2007. A Coruña)

Tipo: Achega congreso

Resumo

El término competencia es, sin lugar a dudas, uno de los conceptos más polivalentes y multidimensionales de la literatura pedagógica. Por ello no está de más especificar el significado que se le atribuye en el contexto académico en el que lo utilizamos. Perrenoud (2004) indica que el concepto de competencia representa �una capacidad de movilizar varios recursos cognitivos para hacer frente a un tipo de situaciones� (p. 11). En palabras del autor, esta definición insiste en cuatro aspectos: .. Las competencias no son en si mismas conocimientos, habilidades o actitudes, aunque movilizan, integran y orquestan tales recursos. .. Esta movilización sólo resulta pertinente en situación, y cada situación es única, aunque se la pueda tratar por analogía con otras, ya conocidas. .. El ejercicio de la competencia pasa por operaciones mentales complejas, sostenidas por esquemas de pensamiento, los cuales permiten determinar (más o menos de un modo consciente y rápido) y realizar (más o menos de un modo eficaz) una acción relativamente adaptada a la situación. .. Las competencias profesionales se crean, en formación, pero también a merced de la navegación cotidiana del practicante, de una situación de trabajo a otra (Le Boterf, 1997). De esta forma, describir una competencia representa tres elementos complementarios (Perrenoud, 2004): los tipos de situaciones de las que da un cierto control; los recursos que moviliza, conocimientos teóricos y metodológicos, actitudes, habilidades y competencias más específicas, esquemas motores, esquemas de percepción, evaluación, anticipación y decisión; y finalmente, la naturaleza de los esquemas del pensamiento que permiten la solicitación, la movilización y la orquestación de los recursos pertinentes, en situación compleja y en tiempo real. Además, una competencia ha de poder ser demostrada y evaluada según su nivel de adquisición y dominio (Bernabé y Adell, 2006). Actualmente, centrándonos en el ámbito universitario, tanto las iniciativas y experiencias de adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior como la reforma y/o rediseño de las actuales titulaciones coherentes con los planteamientos del proceso de convergencia europea, ha de hacerse desde la perspectiva de las competencias profesionales de carácter transversal (comunes a los distintos ámbitos de conocimiento y profesiones) y específico (propias de una determinada titulación y perfil profesional)