Educación social para prevenir y/o erradicar el sedentarismo en las escuelasrevisión teórica

Resumo

El sedentarismo es una conducta ampliamente extendida entre la población que afecta de forma negativa a la salud, configurándose como uno de los factores de riesgo fundamentales de la principal causa de mortalidad en el mundo, las enfermedades crónicas. Infancia y adolescencia son dos etapas cruciales para la adquisición de conductas y hábitos de vida activos y saludables que actuarán como herramienta protectora frente a múltiples padecimientos potenciales de la vida. Fenómenos como la incorporación de las mujeres al mercado laboral, la precarización del empleo o el auge de las TIC, han supuesto un detrimento en la salud de las/os más jóvenes (deterioro de la alimentación, menor dedicación al tiempo de ocio al aire libre y aumento de las horas dedicadas a actividades sedentarias). Todo esto nos sitúa ante un panorama en el que la intervención del profesorado, colapsado por las nuevas exigencias y demandas que se derivan del sistema educativo actual, entre ellas, educar en competencias para las que no ha sido formado (sexualidad, medio ambiente, salud…), debe ser complementada con la actuación de profesionales de la educación social. El diseño, implementación y evaluación de programas de promoción y educación para la salud en los que se dote al alumnado de los recursos necesarios para que sea capaz de adquirir por sí mismo las habilidades (conductuales, emocionales y sociales) necesarias para mantener un estilo de vida saludable, es una más de las funciones a las que, desde la educación formal (o reglada), están llamadas/os las/os educadores/as sociales. El objetivo pues de esta revisión teórica es realizar una justificación fundamentada sobre la imperante necesidad de incorporar educadoras/es sociales a la escuela para garantizar el desarrollo integral del alumnado y educar en salud con garantías de éxito