La construcción social del concepto moderno de trabajo
ISSN: 1578-6730
Año de publicación: 2006
Número: 13
Tipo: Artículo
Otras publicaciones en: Nómadas: Critical Journal of Social and Juridical Sciences
Resumen
El surgimiento de una nueva mentalidad con respecto al trabajo fue el resultado de un proceso histórico que se inició en el Occidente Europeo en el siglo XVII, en medio de las transformaciones socio-políticas que dieron origen al mundo moderno. Esta nueva mentalidad significó un cambio de perspectiva de la actitud que los hombres mantenían con respecto al mundo. En efecto, con anterioridad a este momento las actividades productivas tenían una escasa consideración. Quienes se dedicaban a estas tareas lo hacían motivados por la necesidad de atender a los imperativos de la vida, ocupando las posiciones inferiores de la sociedad. Eran otras actividades, por el contrario, las que conferían notoriedad y distinción a los que en ellas participaban, actividades todas ellas cuyo común denominador era su distanciamiento con respecto a las ocupaciones laborales, abiertamente despreciadas por las distintas élites sociales. Estas afirmaciones pueden considerarse válidas para todas las sociedades preindustriales. En todas ellas la esfera de lo productivo permaneció como un ámbito residual, buena muestra de lo cual era la inexistencia de un término específico para aludir a esta parte de la realidad. Ni en la Antigüedad[1] ni durante la Edad Media[2] se utilizó alguna vez el concepto trabajo para referirlo a un singular campo de la experiencia humana. Tampoco se desarrolló en las sociedades preindustriales una mentalidad específicamente económica orientada a la producción permanente de riqueza, en relación con la cual el trabajo fuese considerado un valor fundamental. La producción nunca superó en estas sociedades el nivel de lo concreto. Su función principal era abastecer de objetos útiles al conjunto de la sociedad, objetos que atendían a diversos aspectos de la vida humana, desde los más relacionados con su conservación, hasta los que servían a distintos fines sancionados socialmente[3]. En este contexto las ocupaciones laborales aparecían diversificadas en una multiplicidad de oficios concretos de carácter privado, que en nada contribuían a otorgar prestigio a quienes los desempeñaban. ¿Cuáles fueron, entonces, las circunstancias sociales que propiciaron la inversión tan radical de este pensamiento con respecto al trabajo?